sábado, 4 de junio de 2011

¿Docentes para qué?

Antes de intentar dar respuesta al título, es necesario empezar por conocer y distinguir las clases de formación profesional que existe en nuestro país, principalmente cuando la academia de hoy sufre una <degeneración> que hace que se confunda la llamada educación superior y la enseñanza técnica (sin querer desprestigiar esta última). En el caso de la Universidad de Pamplona son al menos dos los factores que crean dicha degeneración: la administración de la educación –en donde se incluye la rectora, vicerrectores, decanos y directores de programa-  y la práctica docente.

Los estudiantes universitarios deben conocer cuáles son las diferencias entre ser un profesional formado en una universidad pública y un técnico instruido en un instituto como el Sena, diferencias muchas pero que se pueden resumir en un postulado sencillo:  

“En la educación académica la reflexión del conocimiento, su cuestionamiento, crítica y la creación de nuevo entendimiento en beneficio de la sociedad es contraria de la simple instrucción técnica en la que se memorizan métodos y procedimientos para sólo repetirlos en la práctica como en el instituto”.

Entonces, lo que se enseña y la forma como  se hace, que es función del docente, es fundamental en la distinción de academia y enseñanza técnica. Pero en esta institución académica abundan los profesores que enseñan técnica y no conocimiento superior, esto tiene un fundamento: los docentes desconocen el sentido de su labor, en pocas palabras el qué, el cómo y el para qué de su función dentro de la academia. Es muy, pero muy probable que esos muchos docentes nunca se hayan preguntado: ¿Qué es ser docente? ¿Qué es la academia? ¿Cómo enseñar el conocimiento? ¿Para qué estoy en la academia? ¿Cómo influye mi labor a la sociedad? …etc.

Este desconocimiento trae graves consecuencias para la universidad, y más aún para la pública. Una persona que forma, que no sabe qué es, ni qué hace, mucho menos puede saber para dónde va, y en esos  caminos inciertos y perjudiciales para los estudiantes y la sociedad.

Es pertinente describir a los docentes que  ahora padece la Universidad, no para que estos cambien, puesto que estos son de naturaleza obtusa, absurda y aparte de todo renuente; el fin de esto es prevenir a los estudiantes de lo perjudiciales que pueden ser y para los futuros docentes, mostrar un ideal de lo que la academia y los estudiantes aborrecen en un docente: los acaparadores de sexo con estudiantes, los mediocres que no tienen conocimiento ni pedagogía, los derrochadores de tiempo, los pedantes, y los jerarcas oportunistas.

Contrariando lo anterior, docentes y estudiantes describen al docente ideal como aquel, que primero se ha respondido a sí mismo el qué, cómo y el para qué  de su condición y segundo se le puede atribuir una serie de capacidades  y habilidades propios de un académico, entre las que encontramos: la erudición, la reflexión, la integralidad, la reflexión, su capacidad crítica, tener pedagogía en su práctica, asertividad, Ética, compromiso con la sociedad… entre muchas otras. Este perfil es cumplido por infortuna de la academia por pocos profesores de esta institución causando la degeneración y borrando las características que hacen de la academia un lugar en pro del desarrollo de la sociedad.

Los docentes tiene el inmenso compromiso de formar personas no sólo para un oficio social, sino para una cultura y sociedad que tiende al desarrollo, a la sustentabilidad y el respeto por su disciplina (profesión).

Para terminar esta leve observación crítica, una formación superior debe tener por lo mínimo reflexión del conocimiento, crítica, formación integral que incluye la condición humana y el beneficio de la sociedad, todo esto se puede conseguir con exigencia, pedagogía, ética y pasión por lo que se hace.   

Rassec Moar

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